
Los Pensamientos, ¿amigos o enemigos?
Los Pensamientos, ¿amigos o enemigos?
Pensar es la actividad natural de la mente. La expresión que usa para crear cualquier cosa que pueda ser imaginada.
Y nuestra felicidad depende de la capacidad que tenemos de relacionarnos con nuestros pensamientos,
sin crear historias en torno a ellos que nos hagan sufrir.
En mi experiencia, esto es algo que me da The Work: el darme cuenta de que no es el pensamiento,
si no el guión que le añado, lo que me está haciendo sufrir.
¿Preparado para ir al cine conmigo?
Esta pudiera ser muy bien una película basada en hechos reales:
Imagina que tu amiga te ha dicho que hoy no podía salir
y de pronto te la encuentras en la calle con otras amigas.
Y sin previo aviso quedas sepultada bajo toneladas de pensamientos:
Ella no me quiere, yo no le importo, no debería mentirme, quiero que me diga la verdad,
no quiero que me vuelva a llamar nunca más, es una mala persona, nunca debería haber confiado en ella …
¿has visto la misma escena que yo?
En esa pantalla suceden muchas cosas y todas me hacen sufrir cuando creo que soy parte del guión que yo misma estoy elaborando.
Para muchos de nosotros los pensamientos parecen del todo sólidos. Totalmente verdaderos.
Pero con la práctica, empezamos a darnos cuenta de que no somos lo que proyectamos, ni siquiera la pantalla.
Hay algo de espacio entre nosotros y lo que estamos viendo.
El mismo espacio que hay entre nosotros y nuestros pensamientos.
Un pensamiento es como un buen amigo que siempre tiene algo que contarnos.
A veces aporta ideas valiosas, supuestos sobre el futuro o pasado, a veces chismes con los que entretenernos del tipo:
“¡Qué suerte tiene él!”, “Yo soy mas organizada que ella”, o “Yo nunca (pero nunca, nunca) hubiera hecho algo así”.
Un amigo que siempre opina y tiene algo que decir.
Y si aprendo a escuchar con actitud curiosa puedo simplemente estar ahí.
Escucharlo, ser consciente de que no tengo por qué creerlo, y continuar con mi vida.
¿Qué será lo siguiente que venga a contarme? ¿Será plácido y tranquilo?
¿Rápido y nervioso? Quizás difuso. Puede ser que ni siquiera me entere, o vuelva a creérmelo y vaya tras él.
Sea como sea nuestra experiencia con ese pensamiento, si nuestra práctica es la de intentar conocerlo sin interferir,
caminaremos hacia una vida mucho más feliz y fácil. Más clara y responsable
PD: Cuando aprendas y establezcas el hábito de cuestionar tus pensamientos, siguiendo los pasos a los que nos invita Byron Katie, podrás experimentar claramente como cada pensamiento doloroso es un reflejo de la relación que estás teniendo contigo mismo/a
The Work te mostrara cómo recoger con cariño a esa parte tuya y amarla. Entonces verás el regalo que te dio aquel pensamiento que te causó dolor.
“… El pensamiento oscuro,
la vergüenza, la malicia,
encuéntralos en la puerta riendo,
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con el que venga,
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá”
Rumi