
Razonar para no sentir
Es mas fácil razonar que sentir.
Sentir el dolor, el miedo o la tristeza duele.
La mente huye tan rápido del dolor…. si, pero… ¿cual es el precio que pagamos?
No nos damos cuenta de que, al cerrarnos, al meternos en la cabeza y en la razón, nos cerramos a todo: tanto al dolor como a la alegría.
No es posible uno sin el otro. Es lo que es.
Nos convertimos en hielos con razonamientos muy lógicos, en autómatas aspirantes a la perfección.
Eso es lo que era yo. Una experta en filosofías y también fría, distante, falsa… completamente desconectada de mi centro, de la vida, de la alegría. Alguien que ni sentía ni padecía, con un muro de hormigón alrededor.
Y entonces …. ¿cómo romper el hielo? ¿cómo tirar abajo el muro que en su día nos protegió y hoy nos aísla de la vida?
Hoy te propongo un ejercicio muy facilito. Quizás no sepas cómo ayudarte a tí misma, pero seguro seguro que sabes qué deberían hacer tus padres, hermanos, pareja, hijos y amigos para ser felices.
Te invito a hacer una lista:
- Mi padre debería…
- Mi madre debería…..
- Mi hijo/hija debería……
- Mi amiga, para ser mas feliz, debería…..
- Mi pareja debería….
Te invito a ser muy muy concreto. Por ejemplo: Mi madre debería adelgazar. Para ello, debería ir al gimnasio todos los días de 9 a 10 y luego hacer la dieta que le di, durante 3 meses, sin saltárselo.
Luego, te invito a responder las 4 preguntas, a invertir el consejo y a hacer tú lo que quisieras que hiciera tu madre, durante, al menos, 7 días seguidos…. y luego…. si te apetece, comparte conmigo cómo te has sentido. Quizás descubras algo interesante.
¿Puedes realmente saber lo que es mejor para otro ser humano?
¿Puedes tu saber, con absoluta certeza lo que otro ser humano ha venido a aprender a esta vida?
¿Y si todo lo que es en el otro fuese, en realidad, lo que necesitas hacer tu para transformar tu vida?
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